El jamón ibérico, a pesar de los mitos que se sostienen, ni engorda, ni eleva los triglicéridos, ni afecta a la tensión arterial.
El jamón ibérico aporta hierro, vitaminas y minerales esenciales y es bueno para nuestro sistema cardiovascular, casi tanto como los pescados azules, las nueces o el aceite de oliva virgen extra.
Y además mejora uno de los termómetros de nuestra salud vascular, el endotelio, el tejido que tapiza nuestras arterias. Recordemos que cuando el endotelio sufre se dispara la posibilidad de sufrir un infarto.
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