sábado, 18 de enero de 2014

LOS HOMBRES A LOS 50, DE CABEZA AL URÓLOGO


Visita al urólogo, un fantasma del pasado
EFE/Javier Etxezarreta
  • ¿Cuáles son los principales factores de riesgo en el hombre ?
El cáncer de próstata se diagnostica en 1 de cada 6 hombres y sólo fallecen 1 de cada 36; eso quiere decir que muchos van a tener cáncer de evolución muy lenta, les permite morirse con el cáncer de viejos y no por el cáncer. Al ser una enfermedad tan prevalente hay que hacer un intento de detección precoz.
El factor de riesgo más importante es el genético. Si un padre, tío o hermano ha padecido cáncer de próstata hay que revisarse con mayor interés.
  • ¿Cómo afecta el tabaco al riesgo de padecer enfermedades en el ámbito de la urología?
En urología el hábito de fumar es muy importante pues está muy relacionado con el desarrollo de cáncer de vejiga.
Cuando fumas absorbes un montón de sustancias químicas que pasan a la sangre; el riñón las expulsa y ejerce una acción promotora del cáncer en la vejiga durante mucho tiempo. Muchas veces los síntomas no son proporcionales al daño que está sufriendo. A veces un hombre se desmaya en la calle por un episodio de insuficencia renal debido a que su próstata no permite vaciar la vejiga y no ha tenido síntomas importantes hasta que eso ha ocurrido.
  • ¿Cuáles son las patologías urológicas principales?
En los jóvenes, enfermedades de transmisión sexual que se adquieren en relaciones sin preservativo; la disfunción eréctil psicógena, donde el problema no es orgánico, es muy común también. Hay una imagen de la sexualidad muy distorsionada por la pornografía, las exageraciones. Muchas mujeres también adoptan un papel mucho más activo y muchos hombres no lo saben encajar con su educación o creencias. También vemos problemas de infertilidad.
Cuando el hombre envejece la próstata cobra mucha relevancia. La hiperplasia benigna que dificulta la micción, el chorro de la vejiga es flojo, tienen que ir a orinar con urgencia, sienten que no vacían bien la vejiga.  Son síntomas muy comunes que pueden deberse más a un problema benigno que a un cáncer que desgraciadamente no da síntomas.
En mujeres, las enfermedades del aparato urinario: cistitiscálculos urinarios que pueden ser problemas de salud importantes y se tratan muy bien. Las que han dado a luz, los esfuerzos del parto debilitan el suelo pélvico; pueden sufrir prolapsos, que la vejiga descienda y salga por la vagina, puede producir incontinencia, sensación de bulto.
Casi en todos los ámbitos de nuestra especialidad la situación ha mejorado enormemente. Una mujer con un prolapso requería una cirugía abierta, hoy en día, se opera por vía vaginal con un ingreso de veinticuatro horas.
  • ¿Cómo han avanzado las técnicas de tratamiento?
Antes teníamos que hacer grandes incisiones para quitar un riñón y una cicatriz cortaba al paciente por la mitad; después aparecían hernias, problemas derivados de esa cirugía. Estamos en un momento que si hay un problema de salud merece la pena afrontarlo.
Acabé mi especialidad hace catorce años, de todo lo que aprendí prácticamente no se hace nada; toda la cirugía que hacíamos abierta para quitar un riñón, próstata o vejiga se ha dejado y se utiliza la laparoscopia, que consiste en introducir una cámara en el abdomen y hacer agujeritos muy pequeños que facilita una recuperación estupenda.
La próstata en el hombre joven es como una castaña o mandarina pequeña y con el tiempo la parte central de la próstata va creciendo, como si esa mandarina se fuera convirtiendo en una naranja. Al crecer obstruye la uretra y dificulta la micción. Siempre el objetivo ha sido quitarle los gajos a la mandarina; al principio lo hacíamos con cirugía abierta y estaban ingresados una semana. Podían tener incontinencia o impotencia sexual como consecuencia de la operación, se transfundía a dos de cada tres pacientes… una experiencia vital muy traumática para ellos.
Luego empezamos a hacerlo por vía endoscópica con un bisturí que cortaba el tejido; íbamos quitando los gajos pero sin coagular muy bien. El paciente tenía que estar ingresado mucho tiempo.
El advenimiento los láseres para la cirugía de hiperplasia benigna, que es mi especialidad, nos ha permitido operar a estos pacientes en especial con el láser de Holmio o el láser Verde que también tiene un papel muy importante en el tratamiento de esta enfermedad.
El paciente desayuna por la mañana, ingresa a las tres de la tarde, les sedamos un poquito, se les pone anestesia epidural y la cirugía dura una hora aproximadamente, depende del tamaño de la próstata. Vamos separando los gajos con el láser de la cápsula para volcarlos en la vejiga y extraerlos con un aspirador de tejido; el paciente se va a casa a las mañana siguiente.
El láser ha cambiado por completo la experiencia de los pacientes y el láser de Holmio nos permite hacer un tratamiento completo. EFE.

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