sábado, 1 de junio de 2013

EL FUMADOR NO ES EL CULPABLE

Un hábito que esclaviza y que daña la salud desde la primera calada; es ahí donde el fumador comienza, sin saberlo, su particular peregrinaje hacia el objetivo de dejar de fumar. El fumador no es el culpable, esta es la visión de Vicente Bertoméu, presidente de la Sociedad Española de Cardiología, acerca del 24% de la población española, la que se declara fumadora. ¿El reto?… educar a los jóvenes para una vida sin tabaco
Gráfico Encuesta Nacional de Salud 2011/2012
Más de 650.000 personas mueren cada año en la Unión Europea a causa del tabaco, 50.000 de ellos en España; 1 de cada 6 fallece entre los 35 y los 69 años, y aproximadamente 3.000 son fumadores pasivos, según el Eurobarómetro de consumo de tabaco (junio 2012).
En España, los jóvenes serán los enfermos de mañana y no son pocos de los que hablamos; el 26,2% de la población de 16 y más años afirma fumar a diario, el 3,7% es fumador ocasional, el 20,4% se declara ex fumador y el 49,7% nunca ha fumado tal y como expone la Encuesta Nacional de Salud (2011-2012).
Vicente Bertoméu es presidente de la Sociedad Española de Cardiología y en el Día Mundial sin Tabaco, hablamos con él de una de las “plagas” de este siglo.
  • Parece que los datos aplastantes de índice de mortalidad o de enfermedad a causa del tabaco, las advertencias sanitarias en las cajetillas, etc… no causan tanto efecto en la población como deberían ¿estamos vacunados contra ello?
Ayudan algo, quizá debería ser un poco más activo, no sé si la palabra es más agresivo. El hábito del tabaco es uno de los más potentes que hay, aunque la droga no sea tan perjudicial como otras y cuesta mucho dejarlo.
Es importante introducir otro concepto; no se puede culpabilizar al fumador, no es el culpable, es la víctima.
  • Hay datos que quizá ayudan a dar esperanza al ex fumador como el hecho de que al dejar el hábito se reduce el riesgo de infarto. El ex fumador tiene una meta por la que mantenerse como tal.
Cada uno es responsable de su propia salud. Poner en las cajetillas exactamente los efectos perjudiciales y consecuencias que puede tener el consumo de tabaco es bueno, pero mandar un mensaje solo punitivo, culpabilizador no es lo mejor.
Lo mejor es dar también el mensaje de lo que se puede conseguir cuando se deja de fumar, que sepan que en un relativo corto plazo sus riesgos se reducen de forma notable: la posibilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares disminuye y al cabo de diez años es casi inexistente y el riesgo de cáncer y otras patologías también.
  • Los jóvenes son una de las principales preocupaciones ¿qué hacemos con ellos?
Es un problema. Existía la idea de que se avanzaba quitando el tabaco de las imágenes públicas, por ejemplo, antes en las películas todo el mundo fumaba y era un símbolo de libertad o independencia; en la mayoría de las películas no fuma nadie.
Pero la juventud sigue fumando mucho, no sé exactamente porqué; es una reafirmación, el hacer algo prohibido, eso no se ha podido erradicar, la idea de independencia, de rebeldía y no solamente con el tabaco sino con el consumo de alcohol.
  • La salud y el cuerpo es lo único que nos pertenece realmente ¿Por qué no existe una asignatura en los colegios e institutos sobre el cuidado de la salud, la nutrición o los peligros del alcohol y del tabaco?
Estoy de acuerdo. Se plantean temas en los programas educativos sin interés; éste tiene un interés general y además es muy difícil que tomen conciencia.
Los jóvenes piensan que la salud es gratis y no se dan cuenta de que no es así, muchas enfermedades empiezan por malos hábitos de la infancia y la adolescencia.
Hacer ejercicio físico o lo haces de pequeño y adolescente o luego es muy difícil; no lo vas a hacer con 60 años.
  • Educar en la prevención ¿debería ser una prioridad?
El problema de las medidas preventivas es que solo se sabe si han valido cuando fallan.
La medicina cardiovascular ha avanzado mucho tanto en los métodos diagnóstico como en los procedimientos terapéuticos y ha reducido la mortalidad de las enfermedades cardiovasculares.
Pero las medidas de prevención han fracasado y es un problema. Cada vez hay más pacientes, los pacientes cada vez se tratan mejor, sobreviven a los procesos agudos y se transforman en una enfermedad crónica, que genera una gran cantidad de consumo de recursos.
El problema es que las medidas preventivas no son tan eficaces como a los médicos nos gustaría porque no dependen del sistema sanitario; las medidas preventivas deben ser adoptadas no por los médicos y el sistema sanitario sino por la familia, el sistema educativo y la ordenación de las ciudades: la disponibilidad de la población de espacios libres verdes, de instalaciones deportivas, etc…
La política de prevención trasciende el ámbito sanitario y pasa a unos ámbitos sociales, educativos, culturales. Es una cultura que se adquiere en la infancia.
  • Algunos Gobiernos de CCAA han criticado el plan de la Comisión Europea de endurecer las leyes que regulan la fabricación y venta del tabaco ¿qué opinión le merece?
“Como profesionales de la medicina la salud es nuestra prioridad y probablemente debería serlo también para otros colectivos por delante de intereses económicos coyunturales y además temporales”
“Tenemos el máximo nivel de concienciación para evitar el tabaquismo; es la primera causa evitable de enfermedades cardiovasculares y produce no solo enfermedades cardiovasculares sino cánceres a nivel de pulmón, vejiga, lengua, boca”.
Para un médico es absolutamente incongruente no estar a favor del endurecimiento de las medidas que reduzcan el consumo de tabaco.
Sabemos que a partir de las promulgaciones de las leyes antitabaco se produjeron importantes reducciones de la mortalidad por las patologías secundarias al tabaquismo; estas leyes salvan vidas y no podemos más que estar a favor de esta serie de medidas.
  • El argumento acerca de la salud es incontestable pero además en términos económicos también hay mucho que decir.
Si uno analiza sólo una parte del problema no tiene una visión global de las cosas. Los gastos producidos por las enfermedades derivadas del consumo de tabaco son altísimos.
Lógicamente, esos gastos se reparten entre todas las comunidades y no se concentran en el beneficio de un municipio que a lo mejor tenga una plantación o una fábrica relacionada con el tabaco, pero los gobernantes deben tener una visión más amplia y general no solamente proteger la salud de la población si no también los gastos económicos a nivel global.
Es evidente y está demostrado si es más rentable reducir o aumentar el consumo de tabaco; claro a nivel individual habrá gente que gane mucho dinero, pero los políticos están para legislar, regular y establecer políticas de gestión económica y de salud en la Comunidades Autónomas.
  • La Organización Mundial de la Salud alertaba el año pasado de la posible interferencia de la industria tabaquera y la política en legislaciones referentes al tabaco.
La industria tabaquera moviliza grandes cantidades de dinero y ejercen su influencia; para eso están otras entidades e instituciones como las sociedades científicas que tienen que contrarrestar esos temas.
  • ¿Cuál es la postura de la Sociedad Española de Cardiología respecto a la legislación antitabaco?
Hay una posición que debe quedar clara. Podemos atestiguar, por datos basados en la evidencia científica, que las leyes que promueven la reducción del consumo del tabaco han beneficiado a la salud de la población.
La ley antitabaco es una mala denominación, es la ley que regula el consumo de tabaco, no está prohibido fumar sino hacerlo en determinados locales; fundamentalmente, la ley protege a los no fumadores, tiene toda la lógica y se debería ir más allá.
En Sudamérica, que teóricamente son países productores de tabaco y teóricamente con un nivel de desarrollo menor al nuestro está absolutamente asumido que está prohibido fumar en locales físicos y se lleva a rajatabla en México, Perú, Guatemala…
  • ¿Cómo es la salud del corazón en España?
No es diferente de lo que estamos hablando. El diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares ha mejorado en los últimos años; se ha reducido la tasa de mortalidad por enfermedad cardiovascular pero ha aumentado el número de pacientes porque los hábitos que generan la enfermedad no se han frenado ni controlado.
No se controla el tabaquismo sobre todo en los jóvenes y sobre todo en las mujeres jóvenes.
Los jóvenes fuman, la población es muy sedentaria, los niños y jóvenes son sedentarios con una alta tasa de sobrepeso y eso genera a la larga hipertensión arterial y alteraciones del metabolismo que son los factores de riesgo para desarrollar la enfermedad cardiovascular.
Para los que ya están enfermos el panorama es mejor del que había en los últimos años pero para los que no, tendrán más posibilidades de adquirir la enfermedad.
Se cuida más el que no lo necesita, hace deporte el que no lo necesita, todo el mundo piensa que el deporte es necesario en los jóvenes pero los que más deben hacerlo son los mayores.
  • No existe una varita mágica para dejar de fumar. En las cajetillas pone “FUMAR MATA” y nos da igual ¿Qué nos puede ayudar?
Lo que nos afecta es lo que hemos conocido, personas que han fallecido. Estoy pensando en una amiga que tenía de mi edad, compañera, fumaba tres cajetillas y se murió cumplidos los cincuenta por una insuficiencia respiratoria.
Decía que era incapaz de dejar de fumar, lo intentó muchas veces y de muchas formas. Sus hijos son amigos de mis hijos y esas cosas me marcan. Todo el mundo puede reparar en su entorno, todos tenemos personas que han fallecido por el cáncer o por una insuficiencia respiratoria o un infarto de miocardio y se han perdido todo lo que los demás estamos viviendo.
Fuente: EFE salud.

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