15 DE CADA 100 JÓVENES EN ESPAÑA ENTRE 14 Y 18 AÑOS RECONOCEN EMBORRACHARSE TODOS LOS FINES DE SEMANA.
Consecuencias:
No madura el cerebro.
El hígado resulta muy perjudicado.
Accidentes de tráfico.
Embarazos no deseados.
Pérdida de la autoestima.
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