EL RECUERDO DE ALFREDO DI STEFANO

Un día le comenté a mi padre por qué no había vuelto al Bernabéu, con lo que le gustaba el fútbol. La respuesta, no se hizo esperar: "Hijo, después de haber visto jugar a Copa, Rial, Di Stefano, Puskas y Gento, qué puedes ver más...".
Alfredo, fue el ídolo en casa. Cuando volvía mi padre del fútbol, le relataba los goles que había marcado La Saeta Rubia al abuelo Boni, el padre de mi madre, y al instante todos veíamos los ojos encharcados y dos lágrimas que caían por las mejillas del abuelo.
Nunca le entrevisté, pero sí hablé con Alfredo alguna vez en el Hipódromo de La Zarzuela, donde solía acudir ya retirado como jugador.
Un día que la cosa dio para algo más que un saludo, le comenté que a la edad que él llegó a jugar, ahora los jubilan...
"Un jugador con 32 o 33 años está en lo mejor de su vida, si sabe jugar al fútbol porque es un juego. Otra cosa es correr una maratón o cien metros lisos porque para eso hay que ser un atleta.
Vine para cuatro años y me tiré después cincuenta. Yo solo sabía que el Madrid tenía un campo muy grande. En España me sentí siempre bien y querido. Me gustaba todo, la gente, mi equipo, la tortilla de patatas, el vino, el jamón... A mis compañeros les pegué la bronca a veces, pero también les besé cuando se lo merecían".
Solo ha sido un recuerdo al repasar artículos escritos hace tiempo...