El poeta Virgilio decía que "la rúcula excita el deseo sexual de la gente somnolienta".
Incluso en la Edad Media se prohibió su cultivo en los monasterios y puede que esta sea la razón por la cual se abandonó su cultivo durante mucho tiempo.
Hoy en día, lo del deseo sexual no está demostrado científicamente, pero lo que sí está demostrado es que cualquier restaurante italiano la pone en ensaladas y en muchos de sus platos. Como amarga un poco, no gusta a todos los paladares.
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