domingo, 14 de diciembre de 2014

EL SÍNDROME DEL NIDO VACÍO

Faltan apenas unos días para que los 'hijos pródigos' vuelvan a casa por Navidad. Hace casi tres meses que muchos jóvenes partieron del hogar familiar a una ciudad nueva para estudiar sus carreras universitarias u otras formaciones académicas. Unos ya son veteranos en eso de 'volver a casa como el turrón'. Para otros será, en cambio, las primeras vacaciones largas después de esos primeros meses de estudio cargados de nuevas experiencias, nuevos amigos y nuevos rincones en los que construir una vida nueva. Seguro que la experiencia ha sido intensa pero también, con frecuencia, lo es para los padres que se enfrentan, por primera vez, a la salida del retoño.
Cuando los hijos se van de casa, suele ser un momento complicado en la vida de la pareja. En ocasiones, puede desarrollarse el llamado síndrome del nido vacío. De repente, asegura a EL MUNDO Cristina Ruiz Coloma, psicóloga clínica del Centre Médic Teknon y docente del Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP), se encuentran solos después de largos años cuidando a sus hijos. Las emociones que experimentan (tristeza, soledad, vacío) y la sensación de incertidumbre, como si la vida perdiese su sentido, son difíciles de asumir.
Sin embargo, "estas emociones son relativamente normales y muy frecuentes en las familias y suelen ser pasajeras, se van diluyendo con el tiempo si el proceso de adaptación a la nueva situación familiar se produce correctamente", añaden Cecilia Martín y Marina García, directoras del Instituto de Psicología y Desarrollo Personal PSICODE de Madrid. Además, estas emociones normales se mezclan con otras positivas, como por ejemplo el orgullo de que su hijo estudie, se haga mayor y comience a vivir nuevas experiencias.
Existen, incluso, casos en los que los padres viven la marcha de su hijo como una liberación, ya que ven cumplidas sus metas de enseñarles a volar solos y por fin les llega a ellos el momento de dedicarse a sí mismos y a su pareja. Sea cual sea la situación, "la actitud de los padres ante el hecho de que sus hijos se marchen fuera y se independicen es crucial a la hora de desarrollar o no el síndrome del nido vacío y otros problemas psicológicos (ansiedad, depresión, problemas de pareja, etc.)", señalan García y Martín. Fuente: EL MUNDO.

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