martes, 8 de abril de 2014

UNA INFANCIA TRISTE AUGURA VIVIR MENOS

Una infancia triste envejece prematuramente los cromosomas.
Los niños pequeños criados en ambientes desfavorecidos y familias desestructuradas tienen telómeros como los de una persona de 40 años.
Son datos de la Universidad de Michigan.
La edad biológica real, no la que aparece en el DNI, se puede medir conociendo la longitud de los telómeros, los extremos de los cromosomas de cada célula. Cuanto más largos tenemos estos telómeros, más longevos podemos llegar a ser y menos capacidad tenemos de enfermar. El cáncer, el estrés, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares se relacionan con el acortamiento de esta especie de capuchones que se encogen cada vez que las células se dividen.


"Está en sus genes" es una frase común de los científicos cuando se les pregunta acerca de los factores que permiten a los centenarios vivir más de 100 años. Hasta ahora, la investigación se ha centrado en las variaciones genéticas que ofrecen una ventaja fisiológica, como los altos niveles de colesterol "bueno" (HDL). Pero un equipo de investigadores del Albert Einstein College of Medicine y de la Universidad Yeshiva (EE UU) acaba de demostrar que los rasgos de la personalidad como ser extrovertido, optimista, tolerante o estar comprometido en actividades que ayudan a los demás también pueden contribuir a una mayor longevidad. Los hallazgos, publicados en la revista especializada Aging, forman parte del Einstein's Longevity Genes Project. 

Estudios previos sugerían que la personalidad está directamente relacionada mecanismos genéticos que pueden afectar directamente a la salud. El presente estudio, que incluye a una población genéticamente homogénea de más de 250 judíos ashkenazíes con edades entre los 95 y 100 años, se diseñó para analizar la relación entre la personalidad y los genes en centenarios. 

Los análisis de la personalidad de los sujetos demostraron que, lejos de ser gruñones, los centenarios reunían cualidades que reflejaban claramente una actitud positiva hacia la vida: la mayoría eran "extrovertidos, optimistas y de trato fácil", y para ellos la "risa es una parte importante de su vida", explican los autores del estudio. Además, tenían una amplia red social. 

Ahora los científicos quieren identificar la base genética de esos rasgos de la personalidad para entender mejor qué papel juegan a la hora de gozar de "buena salud y una longevidad excepcional".
Fuente: revista Muy Interesante.


Foto Mashable_Misao Okawa
En junio de 2013, el japonés Jireomon Kimura falleció a los 116 años, así el título de la persona más longeva del mundo fue cedido a Misao Okawa.
Okawa, madre de tres hijos (solo dos viven), tiene tres nietos y cuatro bisnietos, es una de las cinco personas que quedan vivas y que nacieron durante el siglo 19, las cuales son todas mujeres.
Misao Okawa nació en Osaka, Japón, el 5 de marzo de 1898, el mismo año en que la reina Victoria se sentó en el trono, Nueva York añadió condados a su alrededor y Filipinas declaró su independencia. Aí, la persona más longeva del mundo cumplió 116 años.
Los expertos señalan que la dieta baja en grasas, el cuidado de la salud y los programas de ejercicios de alto nivel patrocinadas por el gobierno de Japón, son las principales razones para el aumento de la esperanza de vida.

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