sábado, 26 de octubre de 2013

EVITAR EL JET LAG

EFE/DPA/Achim Scheidemann
Cualquier cambio que afecte a nuestra rutina produce efectos en el cuerpo. El mejor ejemplo, es el cambio de horario que realizamos en invierno, donde atrasamos una hora el reloj con la finalidad de ahorrar energía. Será en la madrugada del domingo 27 de octubre, cuando a las 3 los relojes deben viajar a las 2.
De acuerdo con el doctor Carlos Tejero Juste, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), la mejor manera de adaptarnos al ligero “jet lag” que seguro tendremos el domingo por la mañana es comenzar a recorrer nuestros hábitos una hora antes desde mañana, viernes.
“Que el viernes se parezca un poco a lo que va a ser el domingo para que el cambio sea progresivo y no nos pille el lunes en el trabajo. Lo mejor es modificar los tiempos de comidas y descanso y hacerlas aunque sea media hora antes”, explica el especialista.
Lo bueno, agrega, es que el cuerpo se acostumbra más rápido al horario de invierno que al de verano, cuando adelantamos el reloj y por lo tanto, se pierde una hora de sueño.

Los más vulnerables

Según comenta el neurólogo, Carlos Tejero, hay patologías que son más susceptibles a un cambio de rutina de este tipo. La epilepsia y la migraña son dos ejemplos y las personas que las padezcan deben estar más pendientes de saber cómo adaptarse.
“Cuando se le quitan horas de sueño a las personas con epilepsia o se le cambian las horas de comida y de la toma de medicamentos, nos encontramos con una desestabilización. Un mínimo cambio sin controlar en enfermedades de este tipo puede desencadenar una crisis”, subraya el experto.
En el caso de la migraña, detalla, lo que ocurre es que el cerebro reacciona ante las horas de sueño. Ya sean más o menos de las acostumbradas, hay un desequilibrio que puede terminar en un dolor de cabeza intenso.
A ellos, al igual que a cualquier otra afección cuya medicación tenga un horario estricto, Tejero les da el mismo consejo de recorrer el horario poco a poco un par de días antes para que el cuerpo no sienta el cambio de manera brusca.
Por supuesto, no hay que descuidar a los niños y a los ancianos, ya que también ellos suelen ser más vulnerables a cualquier variación en su rutina.

Adaptación, único remedio

Lo bueno de nuestro cuerpo es que consigue acoplarse a casi cualquier circunstancia y, en este caso, solo le tomará una semana en adaptarse.
“Es lo mismo que cuando se realiza un viaje. Aunque el cambio sea de solo una hora, la personas se siente más cansada pero, en unos días, se recupera y deja de sentirse mal. Algunas personas sufren más el disturbio pero, al final, todos nos acostumbramos”, señala el doctor Tejero. EFE SALUD.

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